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jueves, 20 de octubre de 2016

Jaula de grillos.

A modo de introducción 
un pasillo. El camino
de baldosas pulcras sigo
hacia las dos puertas de cartón.


Recorro con la mirada
el espejo. "Bienvenido."
dice la sonrisa que comprimo
entre pensamientos y esperanzas.


Inspiro, espiro, cuento 
las puertas sin salida 
situadas a cada esquina
de este pasillo recto.


Diviso la cercanía
de la frontera entre
el exterior y, en frente,
la idea de mejoría


que se desvanece,
otra tarde más. Tardé
¿cuántas baldosas? Diez
en perder la sombra


que dibujaba la sonrisa
situacional. ¿Qué ironía no?
engañarse cada domingo
con historias repetidas.



Entro en la jaula de
grillos al sonido
neutro de "Hola", rítmico
mecanismo de presentación. Me


acompaña la blanca serenidad
de aquel que mira cada día
a los huéspedes de esta fría
escena sin sentido, ¿verdad?


"Uno dos tres cuatro cincocincocinco cinco"
y el sonido se repite, desde el este,
recitando tantos números como puede,
"Uno dos tres cuatro cincocincocinco cin[...]"
Y a volver a empezar (-Cinco!)
"Uno
Dos
[...]"


"¡¡MADRE!! ¡¡MADRE!!" el eco 
que conquistó el sur, clama al
cielo Dios sabe qué. Da 
la impresión de querer


llamar a alguien que no
estuvo ayer, ni estará
hoy en esta jaula. -¿Será
que veo diferente? ¿Yo?


-Hola, ¿qué tal?
-Hola abuela.
-Ha venido mi hijo a verme.
-Tu nieto, abuela. *sonrisa*
-Eso. 


Se me encoge el corazón
solo de escribir esto,
la idea de saber que no
hay vuelta atrás. Miedo


al día que no me recuerdes,
miedo a perder lo que queda
de ti. Miedo, miedo MIERDA!
Otra vez mojé el cuaderno.


Desvío la mirada recorriendo
la sala en busca de los habituales,
presentaciones a parte,
otro día más, estamos todos cuerdos.


Con el golpe arrítmico que señala
su presencia, acompaña el sonido
de una radio nuestro amigo
el hombre de las canciones clásicas.


También está la Bailarina,
la Andadora, la Dormilona,
el Fumador. todos y todas
reunidos otro día más. Risas


a cada historia
porque pese a ser
una colección repetida
siento tu querer


en cada comentario.
"Feo", lo más bonito
que jamás salió de tus labios.
Lo atesoro con el rugido


más feroz que tengo.
¡ES MIO, MIO, MIO!
Nadie llegó tan dentro
con una sola palabra. Soy el crío


que vuelve a descubrí
entre tus palabras cada
mirada de amor anclada
en mi corazón. Sentir


con cada palabra el devenir
del tiempo en su cabeza.
¡DEJADLA EN PAZ! Dejad
que conserve lo que sentir


sintió a lo largo
de sus años.
Por favor, dejas de jugar
con sus recuerdos. Piedad.




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