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lunes, 27 de mayo de 2013

Rosas de un invierno.



Hacía mucho tiempo que no pensaba 
en nuestro París, en tu odio 
hacia los estereotipos, esos tópicos
crucificados tras tus palabras.


Sigo preguntándome qué fue 
de aquella sonrisa encallada 
en una realidad no apta
para lunáticos capaces de querer.

¿Huyen los pétalos de las rosas
que regalé en invierno,
al derretirse detrás de tus besos,
sembrando de paginas tus losas?

¿Escupe mi cuaderno ausente 
los versos no dichos
cuando solo el olvido
fue cómplice de este mequetrefe?



¿Qué destino tomaron las manos
versadas en el sacrificio de sueños
 en pos de unos señuelos
para este poeta del tres al cuarto?



¿Donde se esconde el niño que vi reflejado
en tus ojos, ajenos a cualquier impedimento,
ese chaval extraño capaz de ser siervo
de tus locuras de amor caduco?


La última vez que le vi su corazón 
eran trozos de vidrio opaco,
ahogado por un cuento falso.
El poeta de los malditos, fue llamado.