Seguidores

lunes, 3 de diciembre de 2012

Caen.



Las estrellas caen del cielo,
la luz, entristece tu rostro,
ante un viejo olmo,
llega el invierno.

El Sol firma su renuncia
deja su paza, manchas 
en el cielo, naranjas,
mi  verso lo ensucia.


Las hojas acunan al viento,
los amantes parecen
cansado de crecer
juntos, los inunda el silencio.


El suelo golpea al cuerpo
de otro caído,
presa de sus latidos
se acabó su cuento.


El frío hiere vuestra
llama de amor y, en silencio,
este vivo cae ante el gentío
ciego ante vuestra hoguera.


Miradas perdidas buscan
refugio en la sociedad
que vive ciega
¿ya no luchas?



Próximos al fin del inicio
lejos ya de mis recuerdos,
de mis vicios, mis besos,
mis manos de vidrio,


al amparo de la oscuridad,
donde nada se confunde, 
soy yo, el que huye
de una inerte realidad.


Las estrellas caen,
caen mis alas,
caen tus nanas,
caen sus males.

Caen, caen, y caigo
con ellos con la noche
como cómplice de mi roce
con esta vida de testigo.